Un día Juan González recibió su llamamiento para la misión y entró al CCM. El Presidente del CCM (muy autoritario y exigente) al darle la bienvenida le dijo:
"Élder, sea bienvenido y puede estudiar todo lo que desee, pero la regla es que no puedes hablar a menos que yo le de permiso."
El Élder González vivió en el CCM durante una semana sin decir una palabra ni a su compañero, hasta que un día el Presidente del CCM le dijo: "Élder, ya ha vivido una semana acá, así que puede decir dos palabras, recuerde, solamente dos palabras."
"Cama dura", dijo Élder González.
"Siento mucho oír eso. Le asignaremos una cama mejor."
Una semana después, Élder González fue llamado nuevamente por el Presidente:
"Puede decir ahora otras dos palabras, Élder González."
"Comida fría", balbucea el pobre Élder González.
"Lamentable situación, pero se arreglará de inmediato"
En su último día en el CCM, el Presidente volvió a llamar al Élder González: "Dos palabras puedes decir hoy Elder González."
"¡Me devuelvo!", exclamó Élder González.
"Es lo mejor que puede hacer", le respondió el Presidente del CCM, "¡porque lo único que ha hecho desde que llegó es quejarse de todo!"
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